jueves, 3 de diciembre de 2009

A veces

A veces duele…
Como una daga que con saña se hunde
y carcome en alaridos el alma y la derrama.
Luego la mirada: busca su cruz, su fe… y no les halla.

Es como una losa en el pecho cargada
donde el llanto desgarra en mármol blanco
las horrendas sílabas de angustia ahogadas.
A veces duele… ¡Y cómo duele!…

Hay lágrimas de miedo que atenazan
campanadas tan brutales que trituran sus sonidos
en frontales choques y plañen en profundo desconsuelo.

A veces duele la soledad.
Tal vez los sueños se empotren
como cicatrices frágiles
que lentamente escapan y en memorias sangran,
y los recuerdos son esas lápidas negras
que abren esquelas de tiempo sin cerrarlas.
A veces duele el amor que no halla.
¡Y cómo duele!…

El alma busca su paño y hombro en los resquicios
donde sólo el lagrimal le inspira y gime.
Y aún así, a veces no responde… ¡Y cómo duele!

Salvador Pliego

Lo peor es cuando ni siquiera duele, cuando ya la casi indiferencia se instala en tu vida. Cuando las cicatrices ocupan la mayor parte de tu cuerpo, cuando no hay hombro donde encontrar apoyo ni brazos amorosos que te sujeten.Cuando los silencios son más largos que las palabras, y las palabras son vacías.¡Eso si que duele!.

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